En el mundo altamente globalizado de hoy, los esfuerzos nacionales de conservación de la fauna deben complementarse con una defensa internacional. Al igual que el cambio climático, la crisis actual de la biodiversidad no puede abordarse sin la cooperación entre países. Muchas especies amenazadas y ecológicamente significativas tienen áreas de distribución que se extienden más allá de los límites políticos de los Estados modernos, como las tortugas marinas, los tiburones, los loros y los jaguares. El éxito o el fracaso de los esfuerzos mundiales y regionales de conservación tendrá un efecto clave y quizás incluso determinante en el futuro de muchas de las especies más amenazadas del mundo y sus hábitats. Los acuerdos multilaterales sobre medio ambiente (Amuma), como la Convención sobre Especies Migratorias (CMS, por sus siglas en inglés), la Convención sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB) deben seguir ampliando la protección de la fauna y la flora silvestres y aplicarse eficazmente. El Programa Internacional de Defenders aboga por la conservación de la fauna y la flora silvestres en el marco de los acuerdos multilaterales sobre medio ambiente y las organizaciones regionales de ordenación pesquera, trabaja para combatir el tráfico de fauna y flora silvestres y ayuda a los países a conservar la biodiversidad. Durante décadas, hemos participado en la defensa internacional de anfibios, reptiles, especies marinas, árboles y muchas otras especies para conseguir protecciones adicionales en el marco de la CITES.
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