Este año, la Ley de Especies Amenazadas (ESA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos cumple 50 años. Esta histórica ley se aprobó en 1973 y estableció un marco para identificar, proteger y contribuir a la recuperación de especies en peligro de extinción. Hasta la fecha, 54 especies estadounidenses han sido excluidas de la ESA debido a que se han recuperado hasta el punto de no estar en peligro de extinguirse. Otras 56 especies han pasado de estar en peligro a estar amenazadas, ya que las medidas relacionadas con la ESA han reducido las amenazas sobre una especie y se ha producido una recuperación significativa de sus poblaciones. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. (FWS, por sus siglas en inglés) está evaluando la posibilidad de retirar de la lista a otras 60 especies debido al aumento de su población y área de distribución. La ESA es una ley única. Hay muchos factores que convierten esta ley en visionaria y altamente efectiva. En primer lugar, la ley reduce las amenazas que acechan a las especies en peligro y, a continuación, pone en marcha iniciativas de conservación para ayudar a la población salvaje a recuperarse. Algunos factores que hacen que esta ley sea tan efectiva son:
La ESA tiene fundamento científico
Cuando se presenta una propuesta para incluir una especie en la ESA, o cuando los Servicios deciden llevar a cabo la evaluación de una de ellas, la revisión se realiza empleando "los mejores datos científicos disponibles". Parte del proceso de la ESA consiste en designar y proteger determinadas zonas consideradas como "hábitat crítico" para la mayoría de las especies incluidas en la lista (zonas específicas con las características físicas y biológicas esenciales para la conservación de la especie) - y nuevamente, utilizando la ciencia para evaluar y designar este hábitat. La ley establece que las decisiones de inclusión en la lista deben basarse exclusivamente en datos científicos. Este enfoque científico para incluir, proteger y contribuir a la recuperación de las especies y sus hábitats es un factor esencial del éxito de esta Ley y del rigor con el que suelen tomarse las decisiones. Desafortunadamente, en el Congreso se producen reiterados intentos para redefinir lo que se entiende como "los mejores datos científicos disponibles" y para debilitar la rigurosidad científica del proceso, al igual que la presión política ejercida sobre el personal de la agencia para evitar decisiones de inclusión que puedan afectar negativamente a algunos procesos industriales.
La ESA fue redactada por un experto
Muchas de las disposiciones sustantivas más firmes de la ESA fueron redactadas en gran parte por el Dr. Lee Talbot, un ecologista visionario y científico experimentado en materia de conservación. Las investigaciones del Dr. Lee contribuyeron a la creación del Parque Nacional Serengueti, la Reserva Nacional Masái Mara y muchas otras zonas protegidas. También dirigió la Oficina de Ecología del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano antes de desempeñar el cargo de Científico Principal y Director de Asuntos Internacionales del Consejo de Calidad Ambiental (CEQ, por sus siglas en inglés) bajo la presidencia de Nixon. Durante el ejercicio de su cargo en el CEQ, contribuyó a redactar la ESA y dirigió la redacción de otras leyes y tratados medioambientales. Los conocimientos científicos del Dr. Talbot y su experiencia práctica en materia de conservación desempeñaron un papel esencial en la redacción de esta ley pionera. El Dr. Talbot también fue asesor científico de la organización "Defenders of Wildlife" y formó parte de la junta directiva de dicha institución durante muchos años.
La ESA fue fuertemente bipartidista
El 8 de febrero de 1972, el Presidente republicano Richard Nixon solicitó al Congreso que aprobara "una ley más estricta para proteger las especies salvajes amenazadas". El proyecto de ley que se convirtió posteriormente en la ESA fue aprobado por unanimidad en el Senado estadounidense. En la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el primer borrador del proyecto de ley fue aprobado con 390 votos a favor y solo 12 en contra. Tras convocarse un comité de conferencia conjunto para conciliar las versiones del Senado y la Cámara de Representantes, el Senado volvió a votar unánimemente a favor del proyecto revisado, y la Cámara votó 355 a favor y solo 4 en contra. El Presidente Nixon promulgó la ESA el 28 de diciembre de 1973
La ESA ha sido un éxito
Muchas especies se han salvado de la extinción gracias a la ESA. Hay muchas historias de éxito bastante conocidas sobre especies que han sido rescatadas de la extinción, como la nutria marina del sur, el cóndor de California, el pelícano pardo, la ballena jorobada, el chorlitejo silbador, el caimán americano, el halcón peregrino, la tortuga verde marina e incluso el símbolo de Estados Unidos: el águila calva. Los detractores de la ESA se enfocan a menudo en el bajo porcentaje de especies que han sido excluidas de la lista, pero recordemos que Roma no se construyó en un solo día.
Sin embargo, más del 95% de las especies incluidas en la lista de esta Ley siguen con nosotros en la actualidad, pero si no se hubiesen incluido, muchas podrían haberse extinguido ya. Muchas de las especies incluidas en la ESA son mamíferos de reproducción lenta y pasar de una situación cercana a la extinción a convertirse en una población estable puede tomar décadas, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de las amenazas a las que se enfrentan estas especies se han mantenido o incluso han empeorado. Entre los detractores se encuentran muchos de los mismos legisladores que han intentado poner trabas a la ESA, denegando fondos para hacer cumplir dicha ley o para aplicar los planes de recuperación.
Esta ley garantiza que las actividades gubernamentales no pongan en peligro las especies incluidas en la lista
El Gobierno de los EE.UU. es uno de los principales propietarios de tierras y uno de los mayores financiadores y responsable de la concesión de permisos de construcción y desarrollo en los EE.UU. La Sección 7 de la ESA exige que los organismos consulten con el FWS para garantizar que las actividades que el Gobierno financia, lleva a cabo o autoriza, no pongan en peligro la existencia de la fauna silvestre amenazada o en peligro de extinción, ni modifiquen negativamente su hábitat crítico. Los críticos afirman frecuentemente que estas consultas conducen a la cancelación de proyectos y a la pérdida de puestos de trabajo. Sin embargo, los investigadores de Defenders descubrieron que de las casi 90.000 consultas de la Sección 7 del FWS (realizadas entre 2008 y 2015), ningún proyecto se detuvo o se modificó en gran medida. Llegaron a la conclusión que los organismos federales han aprendido a diseñar proyectos con un impacto mínimo sobre las especies en peligro y que han sido capaces de resolver los posibles conflictos y realizar los ajustes oportunos en las propuestas. Lamentablemente, se han presentado muchos intentos para cambiar la ley, con el objetivo de excluir diversas actividades gubernamentales de las consultas de la Sección 7, sobre todo en los últimos años.
La ESA fue visionaria
La ESA es una ley verdaderamente visionaria y se ha convertido en un modelo e inspiración para la protección de especies amenazadas en otras naciones. Muchas disposiciones de la ESA fueron especialmente proféticas, en particular su reconocimiento de la importancia de proteger los hábitats, así como las especies que albergan, y la exigencia de utilizar los mejores conocimientos científicos disponibles, que desde entonces se ha convertido en un componente de otras muchas leyes y tratados. La ESA sigue vigente porque, cuando se aprobó, estaba muy adelantada a su tiempo: era una ley concebida para el siglo XXI y redactada en los años setenta. Se trata de una ley ampliamente respaldada por la población norteamericana, con el apoyo mayoritario de ciudadanos estadounidenses de todas las ideologías. También es una ley que constituye una herramienta fundamental en la lucha de Estados Unidos contra la crisis de la biodiversidad.
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