El cielo se oscurece y en el horizonte se acerca algo enorme y amenazador. Es tan grande como una cadena montañosa, pero su forma no deja de cambiar y agitarse. Cada vez es más grande y está más cerca. El polvo lo cubre todo, salvo algunos árboles muertos. Las personas se quedan en el exterior con la boca tapada para evitar respirar en ese ambiente Las familias intentan empacar todas sus pertenencias en la parte trasera de automóviles y camiones destrozados por la arena, tratando de escapar de esa desolación.
No es una escena de una película post-apocalíptica, se trata de un episodio de la historia de Estados Unidos. Uno de los mayores desastres medioambientales de Estados Unidos, conocido como "La Cuenca de Polvo", despierta la preocupación de algunos científicos que temen un nuevo episodio del mismo escenario.
La Cuenca de Polvo
A finales del siglo XIX y principios del XX, vastas extensiones de praderas fueron aradas para destinarlas a la agricultura. Antiguamente, estos campos habían sido el hogar de muchas especies salvajes, entre ellas el bisonte americano, cuyos vastos rebaños pastaban en la pradera y la fertilizaban con sus desechos. Fue un ecosistema que permaneció estable durante millones de años. La aniquilación de las manadas de bisontes y demás fauna de estas regiones, unida a la rápida colonización y expansión de la agricultura, cambió por completo el paisaje, que pasó de praderas a campos de trigo hasta donde alcanzaba la vista.
En 1931 se produjo una sequía sin precedentes. Los cultivos murieron y, como los enormes sistemas radiculares de la hierba nativa de estas praderas habían sido sustituidos por las raíces poco profundas del trigo, la capa superficial del suelo se secó. Los vientos azotaban las llanuras y levantaban el polvo seco de la tierra que en otro tiempo había sido fértil, formando enormes tormentas de polvo. En 1932, se registraron 14 tormentas de polvo en las llanuras. Al año siguiente, la cifra aumentó a 38. En mayo de 1934, una enorme tormenta de polvo de dos millas de altura recorrió 2.000 millas hacia la costa este (aproximadamente el doble de la distancia desde Florida a la ciudad de Nueva York), sofocando a Washington DC y a la ciudad de Nueva York en una "ventisca negra". En abril de 1935, hubo semanas de tormentas de polvo, pero el "Domingo Negro" (14 de abril) una tormenta monstruosa oscureció las Grandes Llanuras como si fuese de noche: la población pensó que había llegado el fin del mundo.
Más de 2,5 millones de personas (aproximadamente la población de Montana, Dakota del Norte y Dakota del Sur en conjunto) se convirtieron en refugiados medioambientales, abandonando los denominados "estados de la cuenca de polvo". Miles de personas murieron de enfermedades pulmonares causadas por el polvo. Grandes extensiones de campos de cultivo quedaron devastadas. La producción de trigo disminuyó un tercio y la de maíz se redujo a la mitad. Finalmente, en 1939 llegaron las lluvias y la llamada "cuenca de polvo" disminuyó.
En respuesta al desastre causado por la cuenca de polvo, se creó el Servicio de Erosión del Suelo, ahora llamado Servicio de Conservación de Recursos Naturales (NRCS, por sus siglas en inglés), una agencia gubernamental destinada a promover técnicas agrícolas más sostenibles desde el punto de vista medioambiental.
El Retorno de la Cuenca de Polvo
Durante más de 80 años, los periodos correspondientes a la Cuenca de Polvo registraron los veranos más calurosos de Estados Unidos... hasta 2021, cuando las temperaturas promedio alcanzaron los 74 ºF (23,3 ºC). El tercer verano más caluroso que se ha registrado se produjo en 2022. Los estudios científicos predicen que ahora existe una probabilidad dos veces y media mayor para que se produzcan temperaturas similares a las de la cuenca de polvo, todo a causa del cambio climático.
La principal diferencia entre la actualidad y la década de 1930 es que las Grandes Llanuras están irrigadas principalmente con aguas subterráneas (agua de los sistemas de ríos y cuevas subterráneas), la mayor parte de las cuales procede del acuífero Ogallala, que se extiende desde Nebraska hasta Texas. Pero recientemente, el agua del acuífero se está extrayendo para fines agrícolas, a un ritmo más rápido de lo que se repone, y el acuífero se está agotando a medida que las temperaturas siguen subiendo. Las tormentas similares a la Cuenca de Polvo ya empezaron a reaparecer en las zonas afectadas por la sequía.
Si se repiten los mismos acontecimientos de ese desastre, los científicos predicen que en solo cuatro años Estados Unidos agotaría el 94% de sus reservas de trigo. Esto, a su vez, provocaría una pérdida del 31% de las existencias mundiales de trigo. Esto no solo podría desencadenar una hambruna mundial, sino que los efectos sobre la economía y la población de Estados Unidos serían totalmente devastadores.
Pero, ¿cómo podría ayudarnos la conservación de la fauna salvaje y los ecosistemas a evitar semejante catástrofe?
La Ley Agrícola – ¿Una solución para evitar otra Cuenca de Polvo?
La Ley Agrícola es una de las políticas federales más importantes de nuestro país en materia de conservación de fauna salvaje en tierras privadas. Los programas de conservación de la Ley Agrícola son la mayor fuente de fondos federales destinados a la ayuda técnica y financiera para que los productores preserven la vida salvaje y los recursos naturales de sus tierras agrícolas en explotación. Un instrumento importante de la Ley Agrícola es el Programa de Reservas para la Conservación (CRP, por sus siglas en inglés). El CRP ayuda a restaurar la tierra y el suelo, lo que podría ayudarnos a evitar otro desastre como la cuenca de polvo.
El Programa de Reservas para la Conservación
El CRP proporciona pagos de alquiler a los agricultores para que cesen su producción agrícola en tierras ambientalmente sensibles durante 10 años, y planten pastos y otro tipo de vegetación para restaurar el suelo y crear y conservar el hábitat de la fauna salvaje.
Uno de los componentes del CRP es la iniciativa "Acres del Estado para la Mejora de la Vida Silvestre" (SAFE, por sus siglas en inglés). Entre las especies que son objetivos de SAFE figuran algunas que están en peligro o amenazadas a nivel federal (por ejemplo, el gallo chico de las praderas), otras que han sufrido un declive poblacional (como las aves de pastizales) y especies polinizadoras con gran valor social y económico.
A través de SAFE, los propietarios de tierras pueden recibir fondos para la creación de humedales y la plantación de pastos y árboles que mejoren las poblaciones de fauna silvestre, mediante la creación de hábitats críticos y fuentes de alimento. Por ejemplo, pueden emplearse para mejorar los hábitats de praderas autóctonas de algunas especies raras, amenazadas, en peligro o en declive que dependan de este tipo de comunidades de praderas.
Otra parte del CRP es el "Programa de Reservas para la Conservación de Praderas" (Grasslands CRP). La Agencia de Servicios Agrícolas (FSA, por sus siglas en inglés), que administra el CRP, creó una Zona de Prioridad Nacional llamada "Zona de la Cuenca de Polvo." Esta zona tiene por objeto la conservación de tierras sensibles desde el punto de vista medioambiental, especialmente las áreas propensas a erosión por causa del viento. La restauración de los pastizales de esta zona no solo beneficiaría a la fauna silvestre, sino que además el restablecimiento de las hierbas de las praderas, con sus profundos sistemas radiculares que pueden anclarse la capa superficial del suelo, pueden ayudar a evitar que se produzca otro desastre como la cuenca de polvo.
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